Tavira (Portugal).

Última semana de junio y primera de julio del 2014, nos marchamos el fin de semana a Tavira (Portugal). Con mi hijo y mi amigo Fernando. Para conocer la ciudad y su entorno. Mezclando visitas culturales y de relax en la playa.

                               

Respecto a las visitas, nos fue algo complicado, ya que llegamos el viernes. Nos fuimos a la oficina de información y estaba cerrada. El sábado por la mañana la encontramos abierta y nos comentaron que en fin de semana está prácticamente todo cerrado. Solo se podía visitar las iglesias y el castillo.

                   

Pillamos en fiestas a la ciudad, que en el centro estaba toda decorada. En la plaza central por la noche tocaba una orquesta y había buen ambiente.

                             

Paseamos por la ciudad, para conocer su entorno. En la zona antigua, la mayor parte de las calles son estrechas y peatonales.

                                     

Puedes encontrar al río Gilão, a su paso por Tavira.

                  

Y su puente romano.

                                   

Aparcamos en el mismo centro.      

                          

Entre las actividades más destacadas, os puedo contar la visita al Pego do inferno, situado un poco más al norte de Tavira, en San Esteban. En un paraje natural hay una cascada de agua de más de tres metros, que cae a un pozo con un pequeño lago. Si buscáis en internet, encontrareis unas fotos preciosas. Pero cual fue nuestra decepción, cuando llegamos está casi todo destruido. Así que no pudimos bajar. En casa me informe y encontré la respuesta. Un par de años atrás el descuido de unos turistas provocó un fuego, que destruyó casi todo lo construido, las pasarelas y las escaleras de madera por las que se accedía. De ahí las pintadas en los carteles informativos que no entendimos en su momento.

                             

Visitamos la Praia do Barril, situada en una pequeña isla frente a la costa de la ciudad. La playa es muy bonita, y con un agua cristalina. Aunque muy fría.

                                   

Para acceder a la playa, se puede ir en barco o cruzar una pasarela y tomar un pequeño tren que te lleva hasta la playa.

                                

Nosotros pillamos el tren, que nos llevó a la playa.

                                 

Y nos instalamos y mi hijo directo al agua con su tabla.

                                  

Muy peculiar sus anclas alienadas en primera línea de playa. Puedes alquilar sombrilla y tumbonas o llevar las tuyas.      

                                      

Luego del día de playa, descansamos un rato en los aparcamientos de acceso a la playa.
                                  

Respecto a la ciudad os puedo decir que es acogedora, pequeña ligada a la mar. Visitamos sus calles y plazas. 

                   

Fuimos al castillo, que en sí es un jardín botánico, donde solo se han conservado las murallas.      

                            

Para dormir, ya llevábamos referencias encontradas en internet, así que nos fuimos a unos aparcamientos situados en el muelle pesquero. Una zona muy tranquila.   

                                     

Pasamos las dos noches allí, sin problemas. Junto a los aparcamientos hay un bar, donde se puede comer y suministrarte de algunas cosas que necesites. Tienes que pedir las llaves del servicio en la barra, están fuera.    

                                       

Ubicación de aparcamiento donde pernoctamos, en google maps:

https://www.google.es/maps/@37.1187023,-7.6312198,159m/data=!3m1!1e3 

Junto a los accesos a la playa, está el campin de Tavira, para los que prefieran esa opción.

                                           

Sin duda el protagonista fue mi hijo, que era la primera vez que salía de España, y estaba muy ilusionado. Se lo pasó genial y disfrutó mucho de la playa. Así que le prometí volver con él, para seguir conociendo la costa de Portugal.